Barret y el desesperanzado Pío Baroja de "Aurora Roja" miran su nuevo siglo veinte con incertidumbre. Ni el texto de Baroja ni la vida de Barrett pueden prever las novedades substanciales que la historia prepara después de 1917. La diferencia está entre la discontinuidad ideológica de Baroja y la coherencia de Barrett. El monumento a la memoria de Barrett en Las noches del Buen Retiro, los ponen codo a codo, es anterior a la República y por lo tanto no tan distante con relación al mundo del siglo XIX que describe Baroja. Las noches del Buen Retiro son al mismo tiempo un original y un trampantojo de la historia de Madrid entre dos siglos.

Creo que el pensamiento de Barrett refleja el hastío producido entre los intelectuales por las elites nacidas de la Santa Alianza y el terror miserable que imponían a las mayorías: Barrett y Baroja soportaron la impertinencia de los que paseaban su hidalguía o renombre por los jardines. Tuberculoso, a Barrett no le dio la paciencia para aguantar tanta vacuidad. No la pudo mirar con la critica ponderación de Baroja. Barrett no tuvo tiempo para escepticismos.


Cuando los mundos han desparecido se va la memoria. En ese espacio, de Barrett no pueden quedar trazas ciertas.

Me ha asombrado encontrar edificios abandonados que guardan el gesto de quienes allí estuvieron. Indagando aparecen otras señas: el libro de actas, un juicio archivado, una fotografía del abuelo con su compañeros de trabajo. Y luego todo eso al volquete. Después del volquete adiós recuerdo. Nadie puede conocer las camas de Barrett ni menos la de su noble protectora. Todo recuerdo personal del escritor en Madrid fue a la basura, salvo la memoria ficticia de Baroja. Esta es la única biografía que tenemos. Los nombre están clausurados para nuestras curiosidad, pero con lujo de detalles sabemos como sentía Rafael y sus contemporáneos, aquellos que hablaron su castellano. Pio Baroja nos ha dejado los olores, las músicas, las temperaturas, las miradas, las envidias, los desprecios, los vestidos y el erotismo de ese tiempo.

Los puntos de encuentro entre la biografía real de Barrett y aquella imaginada por Baroja son muchas. Pero antes de pasarlas en revista, veamos que quedó de Barrett en Pio Baroja. En las memorias, evidentemente, y comparémoslas con Las noches del Buen Retiro.

La nostalgia en los dos casos. Las noches del Buen Retiro se escriben en 1934: 24 años después de la muerte de Barrett. Cuando redacta las páginas de la Memorias, es en cambio difícil saberlo o yo no lo sé. Lo cierto es que hay en las Memorias de Baroja una admiración notoria por el Español casi extranjero. "Rafael Barret fue uno de los pocos hispanoamericanos que me dio una impresión de seriedad. No venÌa como la mayoría de sus paisanos, a acreditar un producto como cualquier vendedor de específicos, sino a vivir, si podía en España. No debió conseguirlo, y se marchó a su país, y después de una vida aperreada y de escribir mucho, fue a morir a Francia." (Mem. pag. 228 cap XIV)
No se acuerda demasiado de si era español o de otro lado. Quizás esa confusión provenga de una voluntad de mezclar las cartas, de borrar pistas. Como si Baroja, que se sintió seguramente identificado en ciertos aspectos extremistas del pensamiento de Barrett, quisiera que no se supiera de esa parte propia suya, de esa rebelión juvenil que lo habitaba en su escepticismo.

"No recuerdo de él más que habló de una manera exaltada de que le habían querido descalificar. Este encuentro me causo una impresión muy fugaz. Luego, veinte o treinta años después no sé quién me habló de Barret, y me contó algo trágico de él; que había andado por América perseguido escribiendo en periódicos artículos subversivos y que después vino a morir a Europa, creo que a Francia." (mem. pag 228 cap XIV)


Las Noches de Buen Retiro se argumentan primero detrás de otro personaje, desconocido para mi, sin talento y periodista: un tal Carlos Hermida. Y por allí va hasta los jardines Pio Baroja, pero la aparición de Jimmy Thierry ocupa rápida y completamente la novela. El misterio de Barrett fue invadiendo el pasado que quería describir. Me pregunté si parte de esa invasión de Thierry no es producto de un texto que le llegó de manos de alguna señora misteriosa, como la que traé una novela que sería la novela publicada. ..."cuando se presentó una señora de luto con un velo espeso y tupido sobre el rostro" ..."me había conocido dijo, hacía muchos años en los jardines del Buen Retiro".

Y si imaginamos aquí una pregunta... ¿El texto de Pío no será una adaptación pulcra de un manuscrito inconcluso y desordenado que alguien, -quizás la dama noble que amaba a Barrett- trajo desde la tumba francesa del escritor paraguayo?

La misteriosa dama noble tiene un amigo que escribió una novela y le pide a Baroja que lo reciba. Dos dias despues se presentó "un señor de unos cincuenta a sesenta años, vestido de luto, pálido"..debía ser Fantasio. Se comprendía que en su juventud podía haber sido un joven elegante y tenebroso"...."Naturalmente tengo que consignar antes que nada que el autor de la obra no soy yo, sino el señor misterioso, llamados por sus amigos Fantasio y que usaba melena y chalina flotante y azul." (pg...)

La descripción de la melena, la chalina, la palidez, oscuro vestido, nos hacen memorar las pocas fotos que quedan o que yo conozco de Rafael Barrett.

"El que tenga el capricho de coprobar nuestras respectivas ideas y nuestras respectivas aficiones podrá comprobar que entre Fantasio y yo no hay marcadas divergencias." - escribe Baroja

El que le entrega la novela es un alter ego fantasmal de Rafael. De todas maneras nos queda el misterio sobre si la biografía novelada de Barrett que es Las noches del Buen Retiro está totalmente escrita ab nihilo por unos recuerdos nostálgicos de Baroja o si hay detrás el sustrato de una novela ajena, esa de Fantasio, apenas esbozada quizas o demasiado precisa. Para aumentar el misterio que rodea la verdadera biografía de Barrett, agréguese este inicio ambiguo de Las noches del Buen Retiro que acabamos de describir.

Este comienzo, prueba la identificación de su pensamiento con el de Barrett, apareció seguramente después de haber leído algo de él, como declara, pero sin fecha, en las memorias. Lo admira por el aspecto cáustico de su personalidad aunque no por la forma de escribir. Admiración pues por las ideas y el personaje. Para quien recuerde "Aurora Roja", no habrá dudas de como adhería ideológicamente Pio al anarquismo primisecular. En ese espacio de admiración lo coloca. La casa de Barrett - Thierry, personaje central de Las noches del Buen Retiro está en Cuatro Caminos, por allí donde se pasean los personajes de Aurora Roja.


Los puntos de contacto entre Barrett y el personaje Jimmy Thierry de Las Noches no dejan duda. Los dos son tuberculosos, y tuberculoso muere Thierry, yendo hacia el campo, a la finca de su amada. Los dos padecen una injuria de homosexualidad a la que sigue una reacción violenta del calumniado y un duelo, los dos son periodistas diletantes en Madrid.

"Jaime thierry era hijo de un ingeniero francés, casado con una española que fue a vivir a los Estados Unidos.
El joven literato se ponía en las tarjetas Jaime Thrierry y Lopez de Gamboa."

¿No nos hace pensar este nombre a "Rafael Barrett y Álvarez de Toledo." Hijo de un inglés y de una española?


Como el Thierry de la novela, el Barrett que Baroja conoció también viene a Madrid a triunfar. Nos dice Gregorio Morán que su padre murió en la calle Felipe XII Nº 10 (p64) y prosigue:
"Se sabe que frecuentaba la sociedad galante y a bohemia bien asentada del Madrid finisecular; nada de hambrunas ni miserias. Bien vestido y viajado, conocedor de los casinos de Francia y duelista habitual en pleitos de honor, de los que sabemos que Ramón María del Valle Inclán y el periodista Manuel Bueno ejercieron en ocasiones de testigos. Ramiro de Maeztu, que se jactó de conocerle bien, lo describe a título póstumo con un tono pretendidamente amable, no exento de la superioridad que otroga el situado al aspirante. " Hacia 1900 cayó por Madrid un joven de porte y belleza inolvidable. Era un muchacho más bien demasiado alto, con ojos claros, grandes y rasgados; cara oval, rosada y suave, como una mujer, salvo el bigote; amplia frente, pelo castaño claro, con un mechón caído a un lado. Un poquito más ancho de pecho y hubiera podido servir de modelo para un Apolo del romanticismo. Debió haberse traído de la provincia algunos miles de duros, porque vivió una temporada la vida del joven aristócrata, más dado a la ostentación y a la buena compañía que al mundo del placer. Se le veía en el Real y en la Filarmónica, pero no en el Fornos ni en el Japonés. Vestía con refinamiento y las mujeres le admiraban a distancia".

Esta descripción que transcribe Morán bien puede aplicarse al personaje de Baroja, quien vive de una fortuna heredada que agota con parsimonia.

La acusación de Homosexulidad y la voluntad de duelo de Barrett, también son cosas que le ocurren a Jaime Thierry, con la diferencia que este se bate a duelo después de darle una cachetada feroz a su noble calumniador. Lo que Rafell Barrett no pudo hacer, pues un comité de honor se lo impidió. Sigue la descripción que hace Pio Baroja y que poco se diferencia de lo acontecido entre Barrett y su ofensor.


"Thierry se le acercó con aire amable y le dijo:
- Tengo que hablar con usted.
-Usted dirá- contestó Peña con desdén.
-¿Es verdad que usted ha asegurado que a mi me echaron del colegio por invertido?
-Cierto, cierto, es verdad.
Esto lo dijo con su pronunciación de francés: Ciegto, ciegto; es vegdad.
Entonces con una rapidez imposible de evitar, la mano nerviosa de Jaime dio en la cara rojiza de Peña Montalvo con una violencia tremenda" . (pg. 88)

"Luego supo (pg. 91) Jaime que Peña Montalvo pensó en no batirse con él y en conseguir que le descalificase un tribunal de honor; pero esto, si no miedo, podía parecerlo, y después de aquella bofetada tan estrepitosa y tan sonora el sprotsman no habría quedado muy bien".



Este texto de Las noches del Buen Retiro es a comparar con estas otras de las memorias de Pio Baroja:

"Maeztu habló de Barret de una manera exaltada. Un aristócrata con el cual había tenido una cuestión no sé por qué motivo, había inventado, para no batirse con él que el americano era un invertido. La cosa no era cierta; pero, de ser cierta, el aristócrata hubiera tenido la misma razón para no batirse con Julio César". (pg. 228)

El enfrentamiento brutal de la cachetada puede ser asimilado a la realidad de la agresión que le propinó a su injurioso noble el verdadero Barrett en un teatro de Madrid, y que se saldó por un comité de honor que no autorizó el duelo del aristócrata con el joven intrépido. Comité de honor al que piensa en un momento recurrir el aristócrata de Las noches del Buen Retiro.

Creo que con estos ejemplos, sacados de Las noches del Buen Retiro, de las memorias de Pio Baroja y de la biografía real de Barrett, he argumentado suficientemente la similitud del personaje de la novela de Baroja con el verdadero Rafael Barrett, y esa biografía imaginaria en la pluma del gran escritor español da quizás fielmente cuenta del periodo madrileño de Barrett. Siempre queda la duda...

- Pio Baroja ""Las noches del Buen Retiro""- Espasa Calpe Madrid cuarta edición- 1982
- "Memorias" de Pio Baroja. Edición española. Notas tomadas y anotadas las páginas pero perdida la referencia de la editorial. ( ya la pondremos...)
- Gregorio Morán " Asombro y búsqueda de Rafael Barrett" Editorial Anagrama - Barcelona - 2007

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